Medalla Fields para Latinoamérica.
Medalla Fields para Latinoamérica
Artur Avila
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América Latina se metió por fin, en la élite de las Mates, a nivel mundial. El pasado 13 de agosto tuvimos al primer latinoamericano en obtener el mayor reconocimiento de las matemáticas: La Medalla Fields.
Artur Ávila Cordeiro de Melo, brasileño y
francés, salido del prestigioso y orgullo del Brasil, IMPAl Instituto Nacional de Matemática Pura e Aplicada y posteriormente egresado del Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS, Francia). Educado inicialmente en su natal Brasil, terminó su doctorado en el IMPA con 21 años
para seguir con su carrera post - doctoral en París. Sus trabajos han
revolucionado la teoría de los sistemas dinámicos; esta es la rama de las matemáticas
que estudia sistemas que evolucionan en el tiempo , un enfoque asi de sencillo nos daría la impresion que es, todo en la naturaleza, con el limitante que se los aborda en base a una serie de
reglas. Ejemplos de estos son: el movimiento de los planetas, las bolas de billar, o el crecimiento
de las poblaciones. Recibió el premio y en ese acto se lució hace pocos meses dando una conferencia plenaria en el
Congreso Internacional de Matemáticos (ICM) de Seúl.
Edificio del IMPA-Brasil |
A
los 16 años, cuando todavía se encontraba en secundaria, Ávila (Río de
Janeiro, 1979) ingresó en una maestría del Instituto Nacional de Matemática
Pura y Aplicada (IMPA), en su ciudad natal. Seis años después había completado
su doctorado.
Viajó a Seúl para llevar el honor indescriptible -me imagino- de recibir la medalla Fields, concedida cada cuatro años a
investigadores menores de 40 por la Unión Internacional de Matemáticas, y
considerada, el Nobel de las Matemáticas. Junto a él obtuvieron el premio la iraní
Maryam Mirzajani ( en la foto, y de paso la primera mujer en ganarlo) y otros dos profesores
universitarios. El galardón a Artur, se le concedió por sus aportaciones a los estudios
de sistemas dinámicos.
Maryam Mirzajani- Medalla Fields 2014 |
Extracto de una entrevista a EL PAIS, de
España.
—¿Podría
explicar su trabajo a un lector normal?
—Se
trata de estudiar la evolución de un sistema a lo largo del tiempo. Su comportamiento
puede ser regular, pero también se pueden producir pequeños cambios que
modifiquen de manera diferente el sistema. Popularmente se conoce como efecto
mariposa.
Se
equivocan quienes piensan que para una ciencia aparentemente muy estricta sea necesario
meterse a estudiar en un aula durante horas. Ávila prefiere trabajar en la
playa. “El sonido del mar me ayuda a concentrarme”. Solo acude a una oficina
cuando está con otras personas que lo prefieran. De lo contrario, le gusta ir a
dar un paseo o tomarse algo en un café. “Busco siempre un ambiente relajado.
Cualquier situación así es propicia para hablar de números”.
Sus estudios no
buscan una aplicación práctica. “Eso es un trabajo difícil. No podría hacerlo
porque no es lo mío”. Lo suyo es la matemática pura. La
gente podrá ver que también en Brasil se investiga a un alto nivel
El
interés de Ávila por las asignaturas científicas le viene desde niño. Sin
embargo, fueron las Olimpiadas de Matemáticas de Brasil en 1995, en las que
participó siendo un adolescente, lo que despertó su pasión por esta disciplina.
En esa ocasión ya destacó entre miles de estudiantes. “Sirvieron para dirigir
mi interés. Me volví más entusiasta. La competición tiene ese efecto. Y después
de ella, me pusieron en contacto con el IMPA”.
En
este centro de excelencia, escondido en medio de un bosque, acudió a un curso
de verano. Y ese mismo año comenzó su maestría en dicha institución. “Dejé de
lado los estudios en el colegio, no me resultaban muy difíciles. Tenía bastante
claro qué quería hacer y estaba muy enfocado”. Completaba su segundo año de
estudios cuando comenzó el grado en Matemáticas en la Universidad Federal de
Río de Janeiro. La legislación brasileña solo permite tener el certificado de
postgrado tras completar el grado. “Así que lo hice por una formalidad, para
tener el diploma”.
—¿Qué
hay que hacer para que otros jóvenes se interesen por la asignatura?
—Las
matemáticas son una de las actividades más creativas. Se puede apostar por
problemas más imaginativos y no por la aplicación repetitiva de fórmulas
memorizadas.
Con
solo 22 años, Ávila ya había concluido su doctorado. Luego decidió marcharse
por “motivos personales” al Centro Nacional para la Investigación Científica
(CNRS), en París. “Tuve la suerte de irme al sitio con el mayor número de
matemáticos del mundo. Tardé un poco en adaptarme al nuevo ambiente, pero se
complementaba bastante con lo que hacía antes”.
Estuvo
cinco años dedicándose a sus investigaciones solo en Francia, pero ahora tiene
un régimen de trabajo que le da libertad para elegir dónde quiere estar. “La
mitad del año la paso en Brasil y la otra en París. No tengo obligaciones
docentes. Y por razones obvias prefiero estar en Río durante su verano”.
Investiga tanto para el IMPA como para el CNRS y coopera con matemáticos de
todo el mundo. Quienes trabajan con él aseguran que es una persona muy abierta
y colaboradora, que agota todas las posibilidades hasta conseguir solucionar un
problema.
Y
entonces le dieron la medalla Fields.
—¿Qué
importancia tiene el premio para Brasil y para América Latina?
—Que
las personas vean que mi país hace investigación de alto nivel. Y que es
posible llegar lejos con objetivos claros y dedicación.
—¿Había
mucha presión?
—Sí.
No me había propuesto ganar el premio, pero muchos lo esperaban. Era una
presión siempre muy presente.
Después
de una semana en Seúl, donde acudió a varias conferencias, Ávila solo piensa en
seguir divirtiéndose con las matemáticas.
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